Pésaj, una de las festividades centrales del calendario, lleva su nombre en referencia a la ofrenda que antaño se realizaba en la víspera de la festividad, y que conmemora la promesa de Dios (Exodo 12:13) “pasaré de largo sobre vosotros y no habrá en vosotros plaga de mortandad”. La traducción literal de Pésaj “pasar por encima” recuerda cuando el espíritu divino salteó la casa de los hebreos y castigó a los primogénitos del resto
de las familias del antiguo Egipto. Durante ocho días se conmemora la liberación de más de dos siglos de esclavitud, el éxodo en masa de los judíos hace unos 3.300 años. Es la historia de la misión encomendada por Dios a Moisés y Aarón, su hermano; la saga del porfiado impedimento del Faraón; el relato de los castigos del Eterno que hicieron cambiar de juicio al rey del Nilo; y la memoria de la salida de los israelitas hacia la tiesin granos. tierra prometida. Todo esto cristalizó la identidad nacional judía y marcó su génesis como pueblo libre, dando experiencia y fundamento
a los conceptos más importantes del judaísmo y su tradición. Además de Pésaj, la fiesta se conoce como “La Festividad del Pan Azimo” (Jag hamatzot), observancia que la caracteriza, prohibiendo todo “Jametz”. ¿A que se denomina jametz? A cualquiera de los cinco cereales: trigo, centeno, cebada, avena y escanda, en contacto con agua por más de dieciocho minutos. Pasado ese tiempo de mezcla con líquido se inicia la fermentación.
Por lo tanto Jametz es toda comida preparada con cualquiera de esos granos, aun en cantidades ínfimas.
La única excepción es la Matzá o pan ázimo, pan sin levadura, horneado con todas las precauciones necesarias. Por último, saludémonos en esta época del año deseándonos “Jag Kasher veSameaj”: Que tengamos una fiesta apta y alegre, en nuestros hogares y en nuestro corazón.