La Pascua judía nos remite a una afirmación clave en la que insistimos durante los 8 días que celebramos la festividad: “En cada generación cada persona debe verse a sí misma como si hubiese sido redimida de la esclavitud del bíblico Egipto”. Es a partir de esta aseveración, que acompañada por los rezos, las melodías y los rituales tan vistosos que rodean a esta festividad esencialmente familiar, corresponde profundizar existencialmente en nuestro remoto pasado y preguntarnos a nosotros mismos:
¿Cuál es la necesidad de volver a confrontarnos con la tensión esclavitud –libertad?
¿Es acaso esta tensión simplemente una disquisición intelectual o es que la epopeya bíblica nos interpela a comprometernos en implicancias prácticas que atañen al tiempo que vivimos?
¿Hemos sido realmente moldea- dos por la experiencia fundante de un sufrimiento que nos obliga a no repetir atrocidades o estamos lejos de asumir las enseñanzas y traducirlas a la contemporaneidad?
¿Nos comportamos en nuestro presente de un modo diferente al de antaño?
Vale la pena repasar algunos versículos del texto bíblico que, en su legalidad aparentemente arcaica, nos exige revisar las asignaturas pendientes que lejos estamos de haber completado.
Éxodo 21- No engañarás al extranjero ni lo oprimirás, porque extranjero fuiste en la tierra de Egipto.
Levítico 25- Si tu pariente empobrece debes ayudarlo como al extranjero ... no le prestarás dinero a interés y le brindarás comida. Yo soy tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto.
Deuteronomio 5– Observarás el día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para tu Dios; no harás ningún trabajo –nivos,nituhijo,nituhija,nitu empleado varón o mujer. Recuerda que fuiste esclavo en la tierra de Egipto.
Deuteronomio 10- Dios no toma ningún soborno, defiende la causa del huérfano y de la viuda y se hace amigo del desconocido a quien le proporciona comida y ropa ... Recuerda que extranjero fuiste en la tierra de Egipto.
Deuteronomio 24-Al cosechar la mies en tu campo y pasar por alto alguna gavilla, no vuelvas atrás para tomarla; deberás dejarla al extranjero, al huérfano y a la viuda. Siempre acuérdate que fuiste es- clavo en la tierra de Egipto.
Tzvi bar Itzjak