El Papa Francisco suele reservar un momento privado para reunirse con sus hermanos jesuitas durante sus viajes apostólicos, donde responde preguntas en una conversación informal. Y su peregrinaje penitencial a Canadá no fue la excepción.
Durante su estancia en Québec, el Santo Padre se reunió con miembros de la Compañía de Jesús para un momento privado de conversación. La revista jesuita La Civilta Cattolica publicó el intercambio, que tuvo lugar en la Residencia Arzobispal de la ciudad canadiense en el último día de su visita.
Los temas principales que surgieron durante el intercambio incluyen la sinodalidad, la gran preocupación por Haití, el amor a la familia y la liturgia. "El sínodo", dijo el Papa Francisco, no se refiere a "una reunión política" ni a "un comité de decisiones parlamentarias". Más bien, subrayó, “es la expresión de la Iglesia donde el protagonista es el Espíritu Santo”.
“Puede haber democracia, parlamento, debate, pero no hay 'sínodo'. Si desean leer el mejor libro de teología sobre el sínodo, vuelvan a leer los Hechos de los Apóstoles. Allí se puede ver claramente que el protagonista es el Espíritu Santo. La acción del Espíritu se experimenta en el sínodo. La dinámica del discernimiento sucede”.
El sínodo, prosiguió, significa caminar juntos, precisamente lo que había sido el tema de su Visita Apostólica. El Papa continuó reflexionando sobre el poder de la sinodalidad efectiva y recordó el dicho: 'Si quieres ir rápido, ve solo; si en cambio quieres ir seguro, ve acompañado.'
El Santo Padre reconoció que el proceso de reconciliación con los pueblos indígenas no está completo, pero observó que “lo más importante es precisamente el hecho de que el episcopado se puso de acuerdo, asumió el desafío y siguió adelante”.
“Cuando un episcopado está unido”, subrayó el Papa, “entonces puede hacer frente a los desafíos que se presentan”.
Durante el coloquio, un hermano jesuita llamó la atención sobre la trágica situación en Haití. “Haití se encuentra actualmente en una situación crítica. Está pasando por un calvario, como si no pudiera encontrar el camino correcto a seguir. No me parece que los organismos internacionales hayan entendido qué hacer”.
El Santo Padre manifestó su profunda preocupación por el difícil proceso de reconciliación nacional que vive la nación centroamericana, y manifestó su cercanía. También pidió soluciones concretas para salir de la crisis. Subrayando que "el pueblo de Haití es un pueblo noble", el Papa dijo que debemos ayudarlos a crecer en la esperanza, y animó a hacerlo a través de la oración y la penitencia.
Fuente: Vatican News