Por: Daniel Goldman
El veganismo es una práctica que indica abstenerse de la utilización y consumo de productos e insumos de otras especies animales. Los motivos pueden ser éticos (el respeto a los demás animales), ecológicos (por ser perjudicial para el medio ambiente) o dietéticos (o estric- tamente vegetarianos: los vega- nos consideran perjudicial para la salud el consumir cualquier tipo de carne y productos de ori- gen animal, como los huevos, la leche o la miel).
En la participación de esta práctica hay quienes encontraron puntos de contacto con lo kosher (las prescripciones die- téticas que establece el judaísmo). A tal punto que en los Esta- dos Unidos se creó el Jewish Veg (veganismo judío), una organización que tiene como finalidad la difusión de esta práctica de alimentación dentro de la colectividad judía.
En un artículo aparecido en la prestigiosa revista Tikkun, Je rey Cohan, quien se presenta como director ejecutivo de Jewish Veg, publica algunos de los principios y puntos de contacto con lo kosher.
Destaca Cohan que cuando se trata de algo tan fundamental como la forma en que comemos, la Torá expresa las intenciones de Dios. Génesis 1:29 transcribe la primera conversación con Adán y Eva, en la que el Eterno les indica que los alimentos a base de plantas son suyos para comer.
También Dios entregó una dieta vegetariana en el desierto (según el libro de Exodo): el maná. Y a riesgo de ser redundante, la Biblia describe dos veces el consumo de carne como emanando de la lujuria humana (Números 11:34 y Deuteronomio 12:20).
Las leyes kosher en Levítico obviamente permiten matar animales para comer, pero colocan límites y condiciones altamente restrictivas para su consumo. Por ejemplo, los cerdos y los mariscos están fuera de los límites, la carne no se puede servir con productos lácteos e incluso algunas partes de una vaca no son kosher. Y por el contrario, todas las frutas, verduras, granos, nueces y legumbres están permitidos. Según Cohan, las leyes kosher no son del todo misteriosas: manifiestan claramente consternación moral sobre la matanza de animales.
Concluye Cohan que en el Shuljan Aruj, el mayor código legal de la cultura israelita –escrito en el siglo XVI–, no sólo se nos prohíbe infligir dolor a los animales sino también se nos obliga a aliviar su sufrimiento. En los frigoríficos, de los que proviene más del 90 por ciento de la carne kosher, se hace una burla de estas hermosas enseñanzas. En consecuencia, algunos rabinos han afirmado que toda la carne debe ser considerada “no kosher”, debido al marcado contraste entre las prácticas contemporáneas de la ganadería y la ley judía.