La vida moderna no siempre le deja espacio al creyente, o el creyente no se lo hace, para un retiro espiritual. Pues bien: sin ánimo de reemplazar lo que no puede reemplazarse, el último libro del cardenal Jorge Bergoglio es un valioso aporte para una ref lexión profunda sobre la relación con Jesús, las implicancias de sus enseñanzas en la vida cotidiana -y en el quehacer de la propia Iglesia- y la oración como nutriente de una fe que da sentido a toda la existencia. De hecho, Mente Abierta, corazón creyente -así se llama el libro, editado por Claretianacompi la las prédicas de Bergoglio en cuatro ejercicios espir ituales dirigidos a laicos comprometidos, sacerdotes, diáconos y religiosos. Ref lexiones en las que aborda el encuentro con Jesús a través de diversos diálogos de los evangelios; la revelación como historia de amor, de vida y de misión; el quehacer de la Iglesia con sus grandezas, debilidades y pequeñeces, y la oración desde
lo cotidiano. Bergoglio combina su mirada espiritual onda, con sus agudas observaciones, sin dejar de ser ameno y con bellas pinceladas literarias. En el prólogo, el presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo, dice: “Estamos ante una obra de un contenido profundo y siempre actual, pero de simple y agradable lectura, que busca involucrar al lector en un camino de reflexión espiritual orientada a elevar su vida”. Una vida, señala más adelante, “de caridad en nuestros vínculos y de dinamismo misionero en la vida de la Iglesia”. Y que, dice Bergoglio a los sacerdotes en una de las reflexiones, no se mide por la eficacia cuantitativa. “La alegría -señala- es el signo de que nuestro corazón está ante su bien. Y el bien último de nuestro corazón consiste (...) en el amor a las personas concretas -el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, nuestra Señora y nuestros prójimospor encima de los cuáles no existe ningún reino ideal de valores que merezca nuestros afanes”.