ANDUVO DESDE TIERRA DEL FUEGO HASTA JUJUY

Un cura gaucho recorre los cerros como Brochero

Por: Lara Salinas

El sacerdote cordobés tiene la misión de anunciar la alegría del Evangelio por toda la Argentina.
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A imitación del cura Brochero, un grupo de gauchos recorre la Argentina montados en mula para llevar la alegría del Evangelio. El organizador de las Peregrinaciones Misioneras Brocherianas es el padre Jorge Rearte, quien desde hace 27 años pertenece a la congregación de los Misioneros Redentoristas.

En cada misión, el padre Jorge y los peregrinos se encuentran con la gente, comparten un mate, entregan una estampita y el sacerdote bendice a los presentes o celebra la eucaristía. Recientemente anduvo por distintos barrios de la ciudad de La Rioja, donde visitó a los niños de Virgen del Valle que estaban por recibir la comunión y ofició una misa en la vereda a la sombra de los árboles. Allí, una familia le cedió una mesa que hizo las veces de altar.

Hace catorce años que el sacerdote oriundo de Villa Dolores, Córdoba, organiza peregrinaciones para dar a conocer el testimonio de vida del santo Brochero y la vigencia de su mensaje. Ya lo decía el obispo Jorge Novak: “La obra evangelizadora del cura Brochero; su preocupación por llevar la Palabra de Dios a todos los rincones de su territorio pastoral y a todas las edades; su preocupación por el hombre, por su familia y el trabajo, concretada en colegios, caminos, acequias; su generosa dedicación a las almas en la atención sacramental; su alegre y confiado seguimiento de Cristo, aun con el peso de la cruz de la ceguera y de la enfermedad; su filial devoción a la Santísima Virgen, todo ello lo presenta como modelo de evangelizador”.

En total, el padre Jorge realizó ocho peregrinaciones brocherianas acompañado por distintos grupos de gauchos. La más extensa la realizó a los 57 años, cuando misionó durante cuatro meses en los que recorrió 5.500 kilómetros, once provincias, desde Tierra del Fuego hasta la quebrada de Humahuaca.

Su admiración por la vida y obra del santo empezó gracias a sus padres y abuelos, de quienes heredó la devoción por Brochero. En la adolescencia, descubrió su vocación sacerdotal en el servicio a la gente humilde del campo.

Más de una década después de hacer sus votos, a partir del año 2000, empezó a recorrer las sierras de Córdoba casa por casa para invitar a los vecinos a realizar ejercicios espirituales y visitar el santuario de la ciudad de Brochero. Junto con el párroco, organizó retiros abiertos a los que, en cada edición, asistía más gente, sobre todo de barrios humildes.

A los cinco años de haber iniciado los retiros, le donaron un mulo que utilizó para recorrer mayores distancias y salir al encuentro de más personas.

Un día, sintió que le faltaba llevar a Brochero fuera de Córdoba. Eso lo hizo recorrer 540 kilómetros entre Córdoba y Catamarca con siete laicos que cabalgaron entre 40 y 50 kilómetros por día. Dos años después, en 2006, fueron 18 quienes lo acompañaron hasta la basílica de Luján.

Su experiencia personal fue sentir que Dios elige y prepara para la misión: “El misionero es el que intenta abrir camino: primereen y despierten –animó el padre Rearte–, porque el que tiene a Jesús en el corazón tiene algo distinto para anunciar”.