Por: P. Guillermo Marcó
Cada vez que visito Roma me convenzo más de que nuestra mirada como argentinos sobre el Papa Francisco es muy pobre y que con esa visión estrecha también observamos nuestros problemas. Quizás por esa razón desde la comisión para la Pastoral Universitaria del Episcopado, que preside el obispo Eduardo Taussig y el académico de Educación Alberto Taquinini, impulsamos un encuentro amplio en el Vaticano sobre el tema “Los desafíos a la universidad desde la globalización y bajo la óptica de Laudato Si ̈, bajo el auspicio de la Congregación para la Educación Católica. Medio centenar de representantes de universidades tanto públicas como privadas dialogaron sobre el papel de sus instituciones en el contexto social actual. ̈
Las universidades no pueden no abrirse a las sociedades en las que viven ̈, planteó el cardenal Giuseppe Versaldi, prefecto de la congregación, al dar inicio a la jornada en la Universidad Lumsa. Hubo exposiciones y debates en torno a dos ejes. Por un lado, los conflictos religiosos, culturales, político-económicos y ambientales que afectan a las universidades. Y por otro, los desafíos de las evaluaciones y acreditaciones internacionales, los sistemas de créditos y la movilidad estudiantil.
Por cierto, valdría recordar que fue la Iglesia la que en el año 1088 fundó la universidad más antigua del mundo: la de Bologna. Siguiendo su ejemplo, se fundaron Oxford, París y Salamanca. Fue también allí donde surgió la movilidad universitaria, que permitía a los profesores enseñar una vez acreditado su saber (titulación) en cualquier otra universidad de Occidente. Hoy la tecnología plantea nuevos desafíos; es cada vez mayor el número de estudiantes on-line o que, estudiando en una facultad, se va a cursar materias afuera.
La creciente robotización anima a pensar que en el corto plazo serán necesarios nuevos saberes. Nos interpelaba el doctor Hector Masoero, de la UADE: “¿Cuáles serán las carreras del futuro? ¿Serán necesarios tantos abogados o psicólogos, cuando crece la demanda de los oficios tecnológicos?”. A su vez, el doctor Alberto Tarquini nos invitaba a pensar en “un mundo en el que el 80% de la población mundial estará conectada a Internet en pocos años”. O que en la Argentina el 30% de los estudiantes que egresaron del secundario esta hoy en la educación no universitaria.
Otro de los puntos de discusión fue la relación entre la movilidad social y la universidad. “La educación superior es central para el resto de las políticas sociales. No podemos pensar la pobreza, la justicia ni ningúna cuestión que tenga que ver con la igualdad si no estamos planteando a fondo la educación superior. Dime qué sistema de educación superior tienes y te diré con qué chances cuentas en un escenario futuro de competitividad”, dijo Enrique Zuleta Puceiro, integrante del consejo directivo de la facultad de Derecho de la UBA.
Desde el Instituto de Diálogo Interreligioso (IDI), el rabino Daniel Goldman, el dirigente musulmán Omar Abboud y quien esto escribe destacamos la necesidad de un diálogo para afrontar los desafíos que se plantearon, que necesita de un lenguaje común. Para esto, hay que conocer quién es el otro, sin negociar la propia identidad. Y resaltar la necesidad de tener una perspectiva humanista porque el mundo moderno va por la senda del diálogo o se destruye.
Una senda que, se destacó, el Papa Francisco no se cansa de señalar.