La elección del Papa Francisco como promotor del restablecimiento de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos tuvo en círculos eclesiásticos cubanos y políticos norteamericanos dos razones: su condición de latinoamericano y el hecho de haber escrito hace 17 años, tras la visita del Papa Juan Pablo II a la isla, un libro donde analiza los mensajes del pontífice polaco con un cuidadoso equilibro. Entre otras cosas, aboga por la libertad en Cuba y por el fin del embargo norteamericano. El libro, titulado “diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro”, había sido promovido por el vicerrector de la Universidad del Salvador, Fernando Lucero Schmidt, y el director de Investigaciones de esa casa de altos estudios, Roberto Dromi. Con ocasión del viaje de Francisco a Cuba y Estados unidos fue reeditado por las editoriales Ciudad Argentina-Hispania Libros y de la Universidad del Salvador. Y no solo es revelador del pensamiento del Papa. Resultó premonitorio.