OPINION - AUTOR: DANIEL GOLDMAN

Un maestro de nuestro tiempo

Por: Daniel Goldman

Martín Buber fue un filósofo enorme. Hoy, ante tanto fanatismo, deberíamos volver leerlo .
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El hecho fundamental de la existencia humana es el hombre con el hombre. Lo que singulariza al mundo humano es, por encima de todo, que en él ocurre entre ser y ser algo que no encuentra par en ningún otro rincón de la naturaleza”. Este penetrante y sólido  pensamiento pertenece a uno de los más reconocidos filósofos del Siglo XX: Martín Buber.
Nacido en un hogar intelectual de la aristocrática Viena, con motivo del divorcio de sus padres a los pocos años de edad, es trasladado a la ciudad polaca de Lemberg para morar con su abuelo paterno, el reconocido erudito, investigador y rabino, Salomón Buber, con  quien vivencia el mundo de la plegaria, aprende el universo de la Biblia, el Talmud, el Midrash, y paralelamente los clásicos de la literatura universal. En plena juventud retorna a Viena para cursar sus estudios universitarios en la prestigiosa universidad de esa ciudad, continuando sus investigaciones en Leipzig; finalmente doctorándose en la Universidad de Berlín, la cual representaba en aquella época el núcleo cultural académico más notorio de Europa.
A partir de 1923 ocupa la cátedra de Historia de las Religiones en la Universidad de Frankfurt, lo que le permitió junto al padre católico Joseph Wittig y el pastor protestante Von Weizsacker codirigir la revista Die Kreatur , fuente de consulta teológica hasta hoy. Luego de años de escritura y revisión, publica un pequeño tratado que se transforma en una de las obras fundamentales de la filosofía contemporánea: Yo y Tú. Sus investigaciones
se ven bruscamente interrumpidas cuando Hitler asume el poder en 1933, siendo expulsado de la Universidad. Decide entonces emigrar y participar del sueño de la creación de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en la que es nombrado profesor de filosofía. Allí enseñó hasta la hora de su jubilación en 1951.
Humanista, influyente activista político, sabedor de que el odio siempre es ciego, y consciente de que el ser humano es co-creador con Dios del mundo y responsable de su reparación, se compromete con las ideas progresistas y pacifistas en el medio oriente. Siempre lo admiré. En épocas de tanto fanatismo y tensión, amerita volver a leer sus escritos.