Por: Ricardo Elía
Seyyid Imadaddín Nasimi nació en 1369 en Shamaji, una ciudad que se encuentra a 120 km al oeste de Bakú, la actual capital de Azerbaiyán. El famoso viajero otomano Evliya Çelebi visitó la ciudad en 1647 y la describió con “siete mil hermosas residencias, veintiséis barrios, setenta mezquitas, cuarenta escuelas para niños, siete magníficos baños públicos y cuarenta caravasares”, asegurando que la mayoría de los habitantes eran musulmanes.
Nasimi fue un librepensador que exaltó el ejercicio de la razón, la búsqueda de conocimiento y la lucha contra el fanatismo, la opresión y la esclavitud.
La época que le tocó vivir estuvo signada por la invasión de las hordas de Tamerlán Timur que dejó 17 millones de muertos a su paso. Numerosas ciudades del Islam fueron saqueadas (Damasco, Isfahán, Delhi, entre otras) y el estado otomano estuvo cerca de desaparecer. Unas de las consecuencias más nefastas de esta tragedia fue la aparición de un pensamiento anquilosado que se apoderó de ciertas elites religiosas que fueron funcionales a los invasores. En esos mismos tiempos hubo un resurgimiento de la poesía mística islámica con Hafiz de Shiraz (1325- 1389) o Yami de Herat (1414-1492) que continuaron con la tradición de Omar Jaiam (1048-1131), Nizami Ganyavi (1141-1209), Faridaddín Attar (1145-1230), Yalaladdín Rumi (1207-1273) y Saadi Shirazi (1210-1292), donde el amor divino y el amor profano eran exaltados en un conjunto profundo, delicado y esplendoroso.
Ya el andalusí Ibn Arabi de Murcia (1165-1240) decía en un tratado sobre las letras árabes mim, uáu y nun: “Las letras son los imames [guías] de las palabras”. Se trata de la ciencia de las letras (ílm al-hurúf). En árabe háraf es letra (pl. hurúf). Hay varios versículos del Corán que citan estas letras y se refieren a su hondo significado espiritual. Por ejemplo: “Nun. ¡Por el Cálamo y lo que escriben!” (El Cálamo, 68:1). Asimismo, la letra alif manifiesta la Generosidad Divina que desciende en la debida medida: “No hay nada cuyos depósitos no esté con nosotros; y no lo enviamos sino en una medida determinada y debida” (AlHiyr, 15:20).
El fundador del hurufismo en Azerbaiyán fue el filósofo Fazlallah Astarabadi, apodado al-Hurufi, cuyo seudónimo era Naimi. Presentó sus estudios en un trabajo intitulado Yavidán namah (Libro de la Eternidad).
Naimi fue ejecutado en Najchiván (Azerbaiyán) por Miran Shah, hijo de Tamerlán. Fue entonces cuando Nasimi abandonó Bakú y se trasladó a Anatolia (hoy Turquía). Allí pronto comenzó a ser perseguido por difundir el hurufismo y se vio obligado a refugiarse en la ciudad de Alepo (Siria). En 1417, Nasimi fue detenido y torturado por los fanáticos. Mientras agonizaba, uno de sus verdugos le preguntó: “Tú que dices ser tan fuerte, ¿por qué palideces cuando tu sangre comienza a brotar?”, a lo que Nasimi contestó demostrando su fe inalterable de creyente al servicio del Único Dios: “Soy el sol del amor en el horizonte de la eternidad, y el sol palidece siempre en el ocaso”.
Para Nasimi, el conocimiento y la razón son el bien supremo, la verdadera fuerza del creyente monoteísta. Por eso dice: “Busca el conocimiento, tú que ambicionas tesoros. ¿No es acaso pedrería y oro?”.
Sus gazales (poemas de amor), rubaiatas (cuartetas) y maznavíes (dísticos pareados) tuvieron una influencia notable y decisiva en la evolución de la poesía turca y persa elevándola al nivel de sus modelos clásicos. Los gazales de Nasimi, además de la exaltación del amor, hablan de temas sociales y filosóficos.
La libertad, la felicidad, la dignidad y la justicia constituyen la temática central de su poesía. En una de sus rubaiatas se pregunta: “¿Dónde encontrar un amigo de corazón puro? ¿Dónde encontrar el hombre de conciencia y justicia?”. En otra aconseja: “Oh Nasimi, vende tu perla al conocedor [de la sabiduría] y no al que solo conoce tonterías”.
Nasimi nunca pierde la esperanza: “Ruiseñor, no lamentes la ausencia de la rosa, ten paciencia, / pasará el invierno, florecerá el jardín y vendrá la primavera”. En una de sus exaltaciones del hurufismo, exclama: “Las 32 letras son la suma de las palabras de Dios. / Y el mundo entero es el Uno Santísimo”. El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev declaró el 2019 como Año de Nasimi. Y por iniciativa de la Primera Vicepresidenta de Azerbaiyán, Mehriban Aliyeva, se plantaron 650.000 árboles en el país para conmemorarel 650 aniversario del nacimiento del poeta que es símbolo de la riquísima y refinada tradición cultural y espiritual de Azerbaiyán.