En un paraje espectacular donde conviven cerros, montes y lagunas, se eleva el templo mirador Millennium, una obra en honor a los 2000 años de Cristo, recientemente inaugurada en la localidad de Puán, límite de Buenos Aires con La Pampa.
Sobre el Cerro de la Paz, o cerro grande, de 300 metros de altura, esta imponente estructura resume en sus líneas arquitectónicas toda la historia de la civilización. Desde la era mesopotámica, la mesoamericana, la incaica, hasta los fortines circulares que existieron en la zona.
La obra fue impulsada por los sacerdotes franciscanos Lamberto Francioni y Pascual Di Saverio junto a una comisión comunitaria en la que participaron representantes de entidades sociales, religiosas, culturales, económicas y deportivas del lugar.
El Millennium mide 20 metros de altura y 24 de diámetro, emulando los siglos cristianos y las horas del día, respectivamente. Está revestido completamente con piedras extraídas del mismo cerro. El ingreso se hace a través de dos rampas tipo caracol paralelas, una ascendente y otra descendente, que permiten también el acceso para aquellas personas con dificultades motrices.
El interior del mirador, con una capilla en su base dedicada a la Santísima Trinidad, es un cenáculo de cultura, arte y espiritualidad de 15 metros de diámetro, con ladrillos a la vista. Sobre él se eleva una gran cruz cuya base es un reloj de arena estilizado que simboliza el tiempo, y corona el mirador con un claro significado: “Jesucristo rey del tiempo y de la humanidad. Ayer, hoy y siempre”. Declarado de interés turístico provincial, la obra llevó 12 años de construcción y pretende ser un testimonio de la cultura de la localidad a través de los años. “Un signo para toda la cristiandad de ese Jesús que es rey de amor, misericordia y paz para todos”, aclara el padre Pascual. El pozo que provee de agua a todo el Cerro de la Paz está bendecido. Alimenta el terreno y el mirador a través de cañerías que llegan hasta la gruta de Nuestra Señora de Lourdes, réplica de la existente en Francia, con una cascada artificial y una canilla para quien quiera beber su agua bendita. Se estudia, además, activar sobre el Millennium un rayo de luz láser en forma de cruz con la idea de que proyecte en lo infinito y en la oscuridad de la noche la Luz de Cristo. A pocos metros de allí, separado por el pintoresco camino de Pichihuinca, se llega al Cerro de la Fe, o cerro chico, más bajo que el anterior pero con la misma espiritualidad. Allí se encuentra el Centro Mariano con el Monasterio de Santa Clara, el santuario de la Porciúncula Madre de la Misericordia, réplica de la de Santa María de Los Ángeles en Asis, Italia, el Vía Crucis que finaliza con Cristo en el sepulcro y una cruz monumental de 17 metros de altura. En medio de un paisaje de llanura, los dos cerros constituyen el escenario de un singular complejo religioso donde -en un ambiente sereno- es posible sentirse más cerca de Dios o, como dicen los puanenses, producir el milagro de ser cada día mejores.