Por: Ricardo Ríos
No es una de las reliquias de la ciudad con más superpoblación de bienes históricos y arquitectónicos del mundo. Pero hay que admitirlo: el estadio Olímpico de Roma parece hecho a la medida de la Ciudad Eterna.
Bello y majestuoso, se libraron allí clásicos del futbol europeo inolvidables. Aunque también fue escenario de los Juegos Olímpicos de 1960, y de la final perdida con Alemania del Mundial 90 ...
Fue el marco perfecto, en síntesis, para que en su campo se jugara hace apenas 10 días un partido por la paz mundial y la convivencia interreligiosa. Una iniciativa del ahora ex jugador del Inter y la Selección Argentina, Roberto Zanetti, que el Papa Francisco aprobó tiempo atrás nomás escucharla.
¿Por qué? Porque por un lado se concientiza sobre valores universales a los que el fútbol y el deporte en general pueden contribuir para contraponer a tanta intolerancia armada. Futbolero como el que más, Francisco bien sabe que en un juego debe primar la caballerosidad y el respeto a las creencias y culturas del ocasional adversario. Al mismo tiempo, tantas presencias estelares en un campo de fútbol garantizaban una recaudación que, al fin, se destinó a los beneficiarios de las “Scholas Occurrentes” (ver página 3), y a la “Fundación Pupi Onlus”.
Así, unas 20 mil personas asistieron al Olímpico, atraídos por los talentosos artistas del balompié (representando a todos los credos) que prestaron su colaboración con la causa. Los aficionados más exigentes dirán con razón que se trató de un partido amistoso, en donde los protagonistas del juego usualmente no ponen la pierna como si fuera la última vez. Cierto. Pero lo que se disputó aquel lunes tuvo un valor simbólico muchísimo más trascendente que los tres puntos que normalmente se disputan. Así se entendió, convirtiendo en anécdota el resultado del partido. Hubo nueve goles, jugadas de alta calidad y caras que emocionan sólo verlas deslizándose por el césped otra vez, como los casos de Maradona, el “Pibe” Valderrama o el italiano Alessando Del Piero. La música quedó a cargo de Violetta, la ídola de los chicos y la nota de sensatez se expresó en la plantación de un olivo de la paz. Ojalá haya servido.