Opinión: pbro juan torrella

UNA MANO AL DOCENTE

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Las sociedades rodean con un halo a determinadas profesiones. Ese halo –expresión del reconocimiento, admiración y aprecio- sintetiza la valoración que se hace de esa tarea y de los que la encarnan. ¿Quiénes gozan hoy del aplauso y de una estima generalizada en la opinión pública? En este inicio de clases la sociedad vuelve a mirar a los docentes; a poner sobre sus espaldas, con gran expectativa, la responsabilidad de acompañar a los chicos en su crecimiento intelectual y emocional, en la capacidad de compartir, en el despliegue del sentido ético y estético, en su aprender a hacer con gusto y a actuar con libertad. ¡Cuánto esperamos de los docentes! Si bien no se trata de mitificarlos, tendremos que dotarlos de una autoridad y estima crecientes, que dé cuenta de cuán relevante es lo que la sociedad les está pidiendo hoy.