LA CELEBRACION DE LA SEMANA SANTA

Una Pascua entre el dolor y la esperanza

Por: Sergio Rubin

En tres ocasiones el Papa abogó por los cristianos perseguidos en Medio Oriente y Africa. En el país, llamados a la concordia.
Comparte

A nivel mundial, la reciente fue una Semana Santa marcada por la masacre de cristianos, sobre todo en Medio Oriente y Africa. El hecho de que el Papa en tres ocasiones -durante el Via Crucis de Viernes Santo, el mensaje tras la Misa de Resurrección y el rezo del Regina Coeli durante el llamado Lunes del Angel- se refiriera a esta grave situación fue sintomática. En este sentido, el Triduo Pascual no pudo comenzar de la peor forma: con la matanza, el Jueves Santo, de 147 alumnos -la mayoría cristianos- en una universidad de Kenia por parte de cuatro fundamentalistas -finalmente abatidos- que se decían islámicos.

Pocos días antes, un piloto, completamente enajenado, estrelló un avión de una compañía alemana en los Alpes franceses provocando un número casi igual de víctimas: 149. Sin embargo, este hecho tuvo mucha más repercusión que la masacre en Kenia. ¿Acaso porque una vida en Europa vale más que en Africa o porque, sencillamente, el miedo a volar alcanza -en diversos grados- a la mayoría de la población y un accidente (u homicidio múltiple) aéreo sacude especial- mente a la gente? ¿O quizá porque las masacres de cristianos se han vuelto tan frecuentes que, en cierta forma, dejaron de ser noticia?

Tal vez la razón sea más profunda: que el mundo nunca tomó con- ciencia de la gravedad de la persecución que están sufriendo los cristianos. Un experto de la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea, afirmó hace tres años en un encuentro de diálogo interreligioso que cada cinco minutos muere un cristiano en el
mundo. La cifra pareció exagerada. De lo que no hay dudases que el cristianismo es actualmente la religión más perseguida y con más mártires. Y que entre 2003 y 2010 los atentados contra cristianos crecieron más de un 300 % en Africa, Asia y Medio Oriente.

El Papa lucha contra la indiferencia del mundo. En sus recientes alocuciones fue subiendo el tono hasta que este lunes pidió que la comunidad internacional “no asista muda e inerte” ante este drama, ni “mire hacia otro lado”. A la vez que pidió “la ayuda tangible, con- creta y la protección de nuestros hermanos y hermanas perseguidos, exiliados, huidos, decapitados por el sólo hecho de ser cristianos. Ellos son nuestros mártires de hoy, y son tantos, son más numerosos que en el primer siglo”.

Mientras tanto, en la Argentina los obispos hicieron eje en la necesidad de que se dejen de lado los odios y los enfrentamientos, como particularmente pidieron los prelados patagónicos. Y el arzobispo porteño, cardenal Mario Poli, al término del multitudinario Via Crucis por la avenida de Mayo, exhortó a “recuperar la fraternidad entre los argentinos” a partir del enorme gesto de amor de Jesús crucificado. Al tiempo que el titular del Episcopado, monseñor José María Arancedo, señaló que “la ejemplaridad viene de arriba”.

Mártires contemporáneos en el mundo, desencuentros en el país. Realidades diversas en este tiempo pascual con un riesgo común: caer en la indiferencia y el escepticismo. ¿No es algo que me incumba? ¿Qué puedo hacer yo para cambiar las cosas? Pero también -como dice el Papa- la esperanza se renueva. Porque después de la Pascua un cristiano no tiene excusas.