Hoy la gente conversa acerca de muchas cosas: los peligros de las guerras, los frecuentes conf lictos, la contaminación ambiental, el hambre, el aumento del deterioro de los valores morales, etc. Por consiguiente muchas otras preocupaciones e inquietudes han ocupado un lugar preponderante en dichas conversaciones: la paz, la satisfacción, la ecología, la justicia, la tolerancia y el diálogo. Lamentablemente, a pesar de algunas prometedoras precauciones, aquellos que deben tratar de resolver estas cuestiones tienden a hacerlo buscando más maneras de conquistar y controlar la naturaleza y producir armas letales. Material obsceno a su vez se propaga en los medios de comunicación, en
especial Internet.
En la raíz del problema se encuentra la visión materialista del mundo que limita con severidad la influencia de la religión en la vida social contemporánea. La paz con respecto a la naturaleza, la paz y la justicia en la sociedad y la integridad personal son posibles cuando estamos en paz con los cielos.
La religión reconcilia a contrarios que parecen excluirse mutuamente: religión y ciencia, este mundo y el venidero, la naturaleza y los libros revelados, lo material y lo espiritual, así como el cuerpo y el espíritu. La religión puede er-i girse como defensa frente a la des - trucción causada por el materialis mo científico. Las ciencias naturales que deberían actuar como faros que guían a las personas hacia Dios se han convertido en uno de los motivos de la falta de fe de una manera nunca antes conocida. El objetivo del diálogo entre las religiones del mundo no es simplemente
destruir el materialismo científico sino más bien la misma naturaleza de la religión demanda este diálogo. El cristianismo, el judaísmo y el islam reconocen la misma fuente de origen de sus religiones y persiguen el mismo propósito. Como musulmanes debemos reconocer a todos los profetas enviados a lo largo de la historia y guardar creencia en ellos como principio esencial de nuestra fe.
Un auténtico musulmán es un discípulo de Abraham, Moisés, David, Jesús y el resto de los pro-fe tas. No creer en uno de ellos significa estar fuera de la fe del Islam. De este modo reconocemos la unidad y la unión básica de la re-li gión la cual es una sinfonía de las bendiciones y la misericordia de Dios y la universalidad de la fe en la religión. Por lo tanto, la religión es un sistema de creencias que abraza todas las razas y credos y un camino que nos conduce a todos juntos a la fraternidad. A pesar del modo en que sus adeptos llevan a la práctica su fe en sus vidas diarias, tales valores ampliamente aceptados como el amor, el respeto, al tolerancia, el perdón, la misericordia, los derechos humanos, la fraternidad y la libertad son ensalzados por la re-li gión. La mayoría tiene su precedente más cercano en los mensajes ransmitidos por Moisés, Jesús y Muhammad.
N. de la R.: La fuente del presente artículo -y de la vecina columnaes la obra de: Fethullah Gülen, “La Necesidad de un Diálogo Interconfesional: Una Perspestiva Musu-l mana”