Por: Ricardo Ríos
Hace ya dos meses que EE.UU. viene bombardeando sistemáticamente la geografía iraquí para tratar de socavar el reinado de terror impuesto por Estado Islámico (EI). Pero como en cualquier conf licto armado son los habitantes pacíficos los que llevan la peor parte.
Contrariamente a lo que se creía, el fin de la tiranía de Sadan Husein, en 2003, no se tradujo en la bocanada de aire fresco tan ansiaba por la población iraquí; especialmente para los cristianos, enfrentados hoy a una opción de hierro: huir sin mirar atrás o morir sin contemplaciones. El fundamentalismo religioso ha convertido el ser cristiano en una misión de alto riesgo, al punto que ese credo parece condenado a la extinción en aquel rincón del Planeta.
La entrada en escena del Estado Islámico, grupo que ha hecho de la crueldad su principal rasgo, provocó una oleada migratoria sin precedentes. Blanco de las peores humillaciones y amenazas, los oficios religiosos del cristianismo se celebran poco menos que en la clandestinidad. En medio de esta horrorosa pesadilla de la que cualquiera querría escapar a cualquier precio, dos sacerdotes argentinos se mantienen firmes en su misión de asistir al pueblo cristiano iraquí, aún a riesgo de sus propias vidas. Se trata de Luis Montes y Jorge Cortés, ambos provenientes del Instituto Verbo Encarnado (IVE), una comunidad religiosa de origen argentino que se caracteriza por enviar sacerdotes a los lugares más peligrosos. Cortés es originario de Buena Esperanza (San Luis) y Montes es bonaerense, de la localidad de Darregueira. Los dos llegaron a Irak en 2010.
“Es un honor para nosotros poder atender a estos cristianos”, dijeron en una entrevista concedida a Valores Religiosos, vía e-mail, en la que exhibieron la enorme profundidad de sus convicciones religiosas, una lucidez política extrema y una hombría que la envidiarían hasta los que sólo conocen el idioma de las armas.
--¿Cuál es la situación en este momento en Bagdad?, ¿temen que EI llegue a Bagdad?
--La situación no cambió mucho. Hay atentados todos los días, pero desde la irrupción del ISIS en el norte del país, la ciudad fue fortificada con soldados y milicias. Ahora se habla de enfrentamientos muy cerca de Bagdad, pero no se ve a la gente más alarmada.
--¿Cuántos cristianos permanecen en Irak?
--En el país, antes de la invasión de 2003, había 1.500.000 y ahora quedan 300 mil. El éxodo continúa y si no se pone un remedio pronto, hay serios riesgos de la desaparición del cristianismo.
--¿Ustedes aconsejan a los cristianos quedarse?, ¿apoyan que se sumen al ejército regular?
--Respetamos lo que la gente considere mejor. El problema más grande es que cada cristiano que se va, deja una comunidad más débil y los que sufrirán más son los que no pueden irse. La pérdida de la comunidad cristiana será enorme porque se pierde el elemento multicultural, la convivencia entre grupos diversos, y también el fermento cristiano que habla y vive el perdón.
--¿Se sienten acompañados por Francisco y toda la Iglesia?
--Ciertamente. El Papa no deja nunca de hablar de lo que pasa aquí, pide oraciones, mueve la diplomacia vaticana, ha mandado ayuda económica y alentado a muchos a hacer lo mismo: redes sociales, homilías, encuentros, etc. Ha organizado una serie de reuniones extraordinarias, convocando a los nuncios de Medio Oriente. El envío del cardenal Filoni como enviado personal suyo muestra su cercanía; la elección fue óptima porque Filoni es muy querido y respetado, pues siendo nuncio durante la guerra, fue el único diplomático que se quedó en Bagdad.
--¿Qué tareas desarrollan en la parroquia?
--Las mismas que en las de cualquier parroquia: misas, predicaciones, confesiones, administración de los sacramentos, grupos de jóvenes y niños, catecismo, visitas de casas, ayudas a los pobres, etc. Como en todos los países de mayoría musulmana las actividades se realizan siempre en el interior de la iglesia. Hay que tener especial cuidado.
--¿Cómo juzgan el papel de las grandes potencias para ayudar a la búsqueda de una solución?
--Bastante desilusionante. Priman los intereses propios, las cuestiones electorales, y las luchas, antes que el bien que dicen buscar.
--Francisco dijo que es moralmente lícito detener al agresor. ¿Cómo se traduce eso en los hechos?
--El Papa ha pedido que se trate el tema en la ONU para que se usen los medios más eficaces. El cardenal Parolín ha hablado de una “acción multilateral y un uso proporcionado de la fuerza”. Que esto se resuelva en el seno de la Naciones Unidas da legitimidad a la acción defensiva y mayor probabilidad que el curso elegido sea el mejor.
-- ¿Consideran que hay, aunque sea mínima, alguna posibilidad de entendimiento con los yihadistas del Estado Islámico?
--El grado de crueldad de este grupo hace que el diálogo sea imposible. Para el EI el diálogo mismo es aberrante. Pero se podría presionar a los grupos de poder que ayudan a estos terroristas para que dejen de hacerlo. Y es importantísimo, además, que el mundo exija al gobierno iraquí políticas inclusivas que ayuden a la unidad.
- ¿Cómo sobrellevan la situación los sectores de la población musulmana que se pronuncian por la paz y que son respetuosos de otras religiones?.
--La mayoría de los iraquíes no quiere esta locura. El problema es que hay mucho miedo y no se animan a elevar su voz y menos a tomar acciones que muestren su pensamiento. Tampoco ayuda el hecho que no ha habido una condena unánime de las autoridades religiosas de todo el mundo islámico al accionar del ISIS. Algunos lo han hecho y ha sido algo importante. Pero falta mucho todavía.
- ¿El fundamentalismo gana adeptos por coacción solamente o hay sectores que los apoyan por convencimiento?
--El fundamentalismo gana adeptos porque hay mucha gente desilusionada, confundida y cansada. Las constantes injusticias que se comenten en Medio Oriente, sean locales, como de actores internacionales, favorece a este grupo. La paz es la tranquilidad en el orden. Cuando el orden de la justicia se rompe, y esto se hace durante mucho tiempo, los extremismos toman fuerza: la gente se cansa de la injusticia y recurre a medidas extremas. Por eso es que el ISIS tomó una gran parte del territorio de este país casi sin oposición.
-- ¿Piensan a veces seriamente en la posibilidad de volverse a la Argentina, huyendo de las puertas de ese infierno?
--Estamos sirviendo a este pueblo y con ellos queremos quedarnos. hasta que esta pesadilla termine. Es un honor para nosotros poder atender a estos cristianos que son ejemplo para el mundo entero.
Una fe a prueba de misiles
El mes pasado el Papa Francisco recibió en una audiencia especial en la Casa de Santa Marta al único párroco católico de la Franja de Gaza, el misionero argentino Jorge Hernández, que pertenece al Instituto del Verbo Encarnado. No fue sencilla la realización de la entrevista: la diplomacia vaticana debió esforzarse para que las autoridades israelíes permitieran la salida de Hernández, a quien el pontífice quería agradecer personalmente la labor que lleva adelante. Este padre se negó a abandonar la Franja pese a que tres misiles cayeron cerca del templo La Sagrada Familia. En un reportaje con Radio Vaticana, el sacerdote argentino calificó como una “gracia” su entrevista con Francisco. Hernández contó que el Papa le dijo: “El Evangelio exige los sacrificios que Jesús pide a cada uno de nosotros, en distintos lugares. A ustedes les toca testimoniar a Jesucristo allí, en la tierra que lo ha visto morir, pero también lo vio resucitar. Entonces, ¡fuerza, coraje, adelante!”. Según Hernández, el Papa es consciente de que en la Franja de Gaza, hay unos 1.300 cristianos (136 son católicos) sobre una población de casi 2 millones de habitantes. “Nuestras relaciones con los judíos ortodoxos y musulmanes son muy buenas. Nosotros no hacemos ninguna diferencia”, dijo el religioso. Al referirse a los empeños del Papa por ayudar a lograr una paz en Medio Oriente, señaló que los frutos de la peregrinación de Francisco a Tierra Santa, en mayo, “los vemos ya ahora y los veremos más adelante”. “L os cristianos -concluyó- pensamos en Israel, pensamos en Palestina, por eso queremos la paz”.