JUDIOS EL EJEMPLAR LEGADO DE UN PUEBLO

Una reparación histórica

Está vigente ya la nueva Ley de Nacionalidad Española para los descendientes de los judíos Sefardíes. Llegó con 523 años de demora.
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Abarbanel, Farías o Pinedo, arrojados de España por impía persecución, conservan todavía la llave de una casa de Toledo”. Con estas palabras comienza su poema “Una Llave en Salónica” el magistral Jorge Luis Borges. Nos preguntamos: ¿a quiénes se refiere cuan- do habla de los “arrojados de España por impía persecución”?, ¿por qué figurativamente conservan “la llave de una casa de Toledo”?
Las preguntas son respondidas con claridad en los propios considerandos de la nueva Ley de Nacionalidad Española para los Sefardíes, que comienza a aplicarse este mes: “Se denomina sefardíes a los judíos que vivieron en la Península Ibérica y, en particular, a sus descendientes, aquellos que tras los Edictos de 1492 que compelían a la conversión forzosa o a la expulsión, tomaron esta drástica vía.
Los hijos de Sefarad mantuvieron un caudal de nostalgia inmune al devenir de las lenguas y de las generaciones. Como soporte conservaron el ladino o la haketía, español primigenio enriquecido con los préstamos de los idiomas de acogida. En el lenguaje de sus ancestros remedaban los rezos y las recetas, los juegos y los romances. Mantuvieron los usos, respetaron los nombres que tantas veces invocaban la horma de su origen y aceptaron sin rencor el silencio de la España mecida en el olvido”.
La nueva ley y su reglamento (523 años tras la expulsión) exigen una serie de tediosos requisitos: además de tener el certificado que acredite la condición de sefardí descendiente de España y uno de especial vinculación con este país, el contratar un notario español, viajar por lo menos una vez y rendir un examen de conocimientos constitucionales y socioculturales de España (para los hispanoamericanos es sólo este examen).
Reforzando los considerandos, debe decirse que los sefarditas en el exilio generaron una importante literatura en idioma español, tanto en Italia como en Holanda, que recién se está redescubriendo. Como el fragmento del poema de Daniel Levy de Barrios, cantando a nuestro continente: “América, de Américo ... / en dos grandes Penínsulas se parte / hasta juntarse en el istmo raro / la austral se denomina Peruviana, / y a la que al norte queda, Mexicana”. O el de André Chénier, dedicado a los sefarditas: “Al azar de los tiempos, lugares y destinos, con su Ley milenaria, del orbe peregrinos, han perdurado solos, con su arraigo profundo, cual los montes rocosos, añosos como el mundo”.
Más información sobre la nueva ley en www.cidicsef.org.ar