Las palabras de Francisco en Tierra Santa dan cuenta de su vocación por encontrar un entendimiento pacífico entre los países de Medio Oriente.
Con la humanidad que lo caracteriza, el Papa besó las manos de seis sobrevivientes de la Shoá. Fue un bálsamo ante tanta incomprensión.
Mientras el Papa recorría Tierra Santa, en Buenos Aires se realizaron un par de actos interreligiosos organizados por el Banco Ciudad
Sólo así se superan los conflictos. El diálogo interreligioso, paradigma de la argentinidad.
El abrazo del Papa Francisco con Bartolomé I, patriarca de Constantinopla, en el Santo Sepulcro, simboliza un nuevo acercamiento entre la Iglesia Católica y la ortodoxa. Las diferencias litúrgicas han dejado de ser motivo de separación.
El encuentro de oración que promovió el Papa con los presidentes de Israel y Palestina hunde sus raíces en la acción interreligiosa del entonces cardenal Bergoglio en Buenos Aires como la firma de un acta contra el terrorismo.
El afectuoso saludo que el Papa tuvo con el rabino Skorka y el islámico Abboud, sus amigos argentinos, tras visitar el Muro de los Lamentos y la Explanada de las Mezquitas, conmovió al mundo.
En su visita a Jordania, los territorios palestinos e Israel, Francisco buscó frenar la emigración de los católicos debido a la violencia y las necesidades, promovió el ecumenismo y la convivencia interreligiosa, y llamó al diálogo